Hablar del origen de la playa de las Moreras no tiene sentido sin hablar antes de las piscinas Samoa.
En junio de 1935 se inauguraron estas piscinas en la margen izquierda del río Pisuerga, en la zona conocida como “Las Moreras”. El mismo lugar donde anteriormente se encontraba el Jardín Botánico.

Las piscinas Samoa le dieron a Valladolid el impulso que necesitaba. Estas piscinas fueron una vía de escape para muchos jóvenes vallisoletanos que buscaban divertirse y hacer nuevas amistades.

Las instalaciones contaban con una piscina para los más pequeños y otra mucho más grande en la que había un trampolín que ponía a prueba la valentía de los pucelanos. Las piscinas desaparecieron en el año 1998, ya que después de varias crecidas del río, las instalaciones habían sufrido daños irreparables.

En una época en la que no todas las familias podían viajar para ir a la playa, el alcalde José González Regueral propuso construir una playa fluvial que iría desde las Aceñas del Batán, hasta las piscinas Samoa.

Se hizo la propuesta a la Corporación Municipal, y fue apoyada por todos los vallisoletanos, salvo por Álvarez Romero, Jefe Provincial de Sanidad. El motivo por el que no estaba de acuerdo con la creación de esta playa era higiénico, ya que el alcantarillado desembocaba muy cerca de la ciudad.

Un año después, en 1951 se inauguró la playa del Batán, que más tarde se llamaría playa de Las Moreras. Acondicionada con vestuarios tanto para hombres como para mujeres, baños, enfermería y guardarropa. La acogida de esta playa fue tal, que el Ayuntamiento se vio obligado a ampliar la playa y mejorar la calidad de la arena. Año tras año la gente acudía aquí sobre todo en verano para disfrutar con amigos o familia.

En la actualidad podemos encontrar en Las Moreras un chiringuito, a la izquierda hay instalaciones deportivas entre las que podemos encontrar pistas de baloncesto, futbol, vóley…

A la derecha encontramos las ruinas de un puente donde hay un camino que nos lleva hasta el parque Ribera de Castilla. Frente a la playa podemos observar el edificio más alto de la ciudad, el Duque de Lerma.

Con el paso de los años, cada vez son menos las personas que disfrutan de un baño en esta playa. A pesar de ello, sigue siendo un sitio emblemático de la ciudad, y un lugar al que acude mucha gente para dar un paseo, hacer deporte o disfrutar del sol.

A continuación os dejamos un video en el que podéis ver imágenes de la playa y las piscinas Samoa.

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