Valladolid Desaparecido: Parte II
Como ya hicimos en la primera parte de este recorrido histórico, hoy descubriremos algunos lugares más de la ciudad de Valladolid que han desaparecido, emblemáticas construcciones que forman parte de la historia y que inmortalizamos en este artículo para que se mantengan en nuestro recuerdo.
En primer lugar, empezamos hablando sobre la Estación de San Bartolomé. Seguramente cuando nos mencionan la estación de trenes de Valladolid, nos venga a la mente la actual estación de Campo Grande (también conocida como estación del Norte), pero muy pocos saben que antes existieron otras dos estaciones. Una de ellas es la de San Bartolomé, que unía Valladolid con Medina de Rioseco. Los problemas técnicos y administrativos para llevar una estación al centro de Valladolid, hicieron que en 1884 se construyera esta estación de forma provisional. Pero en el año 1961, debido a su peligrosidad fue clausurada.
Hoy como recuerdo de su antigua estación, la plaza de San Bartolomé sigue siendo un nudo importante, pues por ella se accede al centro de la ciudad desde las autovías de Palencia y León.
Continuamos con una de las fábricas más emblemáticas de Valladolid, la Harinera “La flor de Pisuerga”.
Aunque el último recuerdo que tenemos de este edifico, es el de una fábrica de harinas, aunque antes albergó otros negocios entre sus paredes.
En 1853 empezó a funcionar como la primera industria moderna textil, de hilo y tejido de algodón de Valladolid bajo el nombre de “Industria Castellana”. Tras varios años a pleno funcionamiento, con la revolución de 1868, los terrenos de la fábrica fueron estatalizados. Sus dueños, la sociedad “Lara, Vilardell e hijos” intentaron recuperarla, hecho que consiguieron en 1881, aunque durante eso años la actividad de la fábrica se redujo al mínimo.
Después de varios intentos de venta y de ser durante años una central eléctrica, en 1898 fue arrendada a Gregorio Pinacho para instalar una harinera. Cuando venció el arrendamiento pasó a manos de “Solache y Llanos” que construyó una nueva fábrica de harinas bajo la denominación “La Flor del Pisuerga”. Allí se producían las famosas pastas ARO y se mantuvo activa hasta su cierre en 1970. Fue sustituida por el actual Edifico Duque de Lerma.
Foto de Fernando González Ortega.
Y finalizamos, con el famoso y recordado Tren Burra que tantos recuerdos trae a los vallisoletanos.
El famoso “tren burra” conocido así por su lentitud de marcha, fue el ferrocarril que recorría la línea Valladolid-Medina de Rioseco. Realizaba paradas obligatorias en La Mudarra, Villanubla y Zaratán, y discrecionales en Torozos y Coruñeses. El recorrido duraba alrededor de 2 horas y media. El tren contaba con primera y segunda clase y un billete de ida y vuelta costaba entre cinco y ocho pesetas.
Tal era su lentitud, que en ciertos ascensos como la subida de Torozos a Villanubla, los pasajeros tenían que bajar del tren y ayudar a subir la cuesta hasta llegar al llano donde se continuaba el viaje. Su desaparición, en 1969, provocó un gran revuelo en la ciudad e incluso se realizaron manifestaciones a favor de su reanudación. Aunque fuera de servicio, el Tren Burra quedó en el recuerdo de los vallisoletanos, por eso, aún se conserva su última locomotora en la plaza de San Bartolomé.
Aún nos quedan muchas paradas en este viaje lleno de historia y descubrimientos, que podemos organizar y disfrutar fácilmente alojados en el Hotel Olid, gracias a su privilegiada situación en pleno centro histórico.